Que es ser evangelista segun la biblia

Que es ser evangelista segun la biblia

Ser evangelista según la Biblia implica asumir una misión divina de proclamar el evangelio, es decir, el mensaje de salvación a través de Jesucristo. Este rol no solo se limita a predicar, sino que también incluye guiar, enseñar y edificar a otros en la fe cristiana. A lo largo de las Escrituras, se destacan figuras como Pablo, quien se describe como un evangelista en el Nuevo Testamento, y cuya vida fue transformada por la llamada de Cristo. Este artículo explorará a fondo qué significa ser un evangelista bíblicamente, qué requisitos se esperan de él y cómo se puede vivir este ministerio en la vida moderna.

¿Qué significa ser evangelista según la Biblia?

Según la Biblia, un evangelista es alguien llamado por Dios para proclamar el evangelio. El término evangelista proviene de la palabra griega *euangelistēs*, que significa anunciador del buen evangelio. En Efesios 4:11, Pablo menciona que Dios dio a la iglesia diferentes ministerios, entre ellos el de evangelista, con el fin de edificar al cuerpo de Cristo. El evangelista no solo predica, sino que también enseña, guía y lidera a otros en su crecimiento espiritual.

Un dato interesante es que el primer evangelista bíblico fue Lucas, quien escribió el evangelio que lleva su nombre y el libro de los Hechos. Lucas no solo registró los hechos de Jesucristo, sino que también documentó la expansión del evangelio en los primeros años de la iglesia. Su ejemplo muestra que ser evangelista no solo implica predicar, sino también escribir, testificar y servir con humildad.

El evangelista bíblico debe ser alguien que viva en santidad, sea fiel a la Palabra de Dios y esté dispuesto a sacrificar su vida por la causa del evangelio. Pablo, en 2 Timoteo 4:5, anima a Timoteo a ser fiel en lo que has aprendido y en lo que has creído, lo cual es fundamental para todo evangelista. Su vida debe reflejar el mensaje que proclama.

También te puede interesar

El ministerio de evangelista en la visión bíblica

El ministerio de evangelista está profundamente arraigado en la visión bíblica del llamado divino. No es una profesión, sino una vocación. A través de los escritos de Pablo, especialmente en las epístolas, se puede observar que los evangelistas tenían una responsabilidad clara: predicar el evangelio gratuitamente, sin buscar beneficio personal. Su autoridad no venía de una institución, sino de Dios mismo, quien los llamaba y los equipaba para esta tarea.

Además del anuncio del evangelio, los evangelistas también eran responsables de guiar a las nuevas comunidades cristianas en la fe. Pablo, por ejemplo, no solo predicaba, sino que también enseñaba, organizaba y escribía cartas a las iglesias para corregir errores doctrinales y fomentar la unidad. Esto muestra que el evangelista bíblico tiene una función integral: no solo anuncia, sino también edifica.

Un aspecto fundamental del ministerio evangelista es la dependencia total de Dios. En 2 Corintios 4:7, Pablo afirma que tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Esto resalta que el evangelista no puede confiar en sus propios talentos, sino que debe reconocer que el éxito de su ministerio depende del Espíritu Santo. La humildad, la oración y la fidelidad a la Palabra son pilares esenciales en su vida.

Diferencias entre evangelista y predicador en la Biblia

Aunque a menudo se usan indistintamente, en la Biblia hay una diferencia clara entre evangelista y predicador. Mientras que el evangelista tiene una misión específica de proclamar el evangelio y fundar nuevas iglesias, el predicador puede enfocarse más en la enseñanza y edificación de una congregación ya establecida. Por ejemplo, Pablo es descrito como evangelista porque viajó de lugar en lugar, llevando el mensaje de Cristo a nuevas regiones.

Por otro lado, Apolos, mencionado en Hechos 18:24-28, es descrito como un hombre fuerte en las Escrituras y que enseñaba con exactitud acerca de Jesucristo, lo que lo acerca más al perfil de un predicador. Sin embargo, fue Pablo quien lo corrigió y lo instruyó más profundamente, lo que muestra que ambos ministerios son complementarios. El evangelista puede tener como objetivo la evangelización y el crecimiento, mientras que el predicador se centra en la formación y edificación.

Otro punto clave es que el evangelista bíblico tiene una autoridad divina, como se ve en el caso de Pablo, quien fue llamado directamente por Jesucristo en el camino a Damasco. Esta llamada es un testimonio poderoso que respalda su ministerio. En cambio, un predicador puede tener un ministerio local, aunque también debe estar fundamentado en la Palabra de Dios y en una vida santa.

Ejemplos bíblicos de evangelistas

Algunos de los ejemplos más destacados de evangelistas en la Biblia incluyen a Pablo, Timoteo y Fileto. Pablo, conocido anteriormente como Saúl de Tarso, fue un perseguidor de la iglesia que se convirtió en uno de sus máximos evangelistas. Su conversión en el camino a Damasco, relatada en Hechos 9, marcó el inicio de su ministerio. Durante sus viajes misioneros, Pablo predicó en ciudades como Éfeso, Corinto y Tesalónica, fundando iglesias y escribiendo epístolas que hoy forman parte del Nuevo Testamento.

Timoteo, descrito como un verdadero hijo en la fe (1 Timoteo 1:2), fue entrenado por Pablo y le fue encomendado el ministerio de pastorear la iglesia en Éfeso. En 2 Timoteo 4:5, Pablo le anima a ser fiel en lo que has aprendido y en lo que has creído, lo que refleja el rol de Timoteo como un evangelista en formación. Su ejemplo muestra que el ministerio evangelístico puede comenzar con la mentoría y la disciplina espiritual.

Fileto, mencionado en Efesios 4:11, también es descrito como un evangelista, aunque no se le atribuyen viajes misioneros tan extensos como los de Pablo. Sin embargo, su ministerio incluyó el anuncio del evangelio y la edificación de creyentes, lo que confirma que el rol de evangelista puede manifestarse de múltiples maneras, dependiendo del llamado de Dios.

El concepto bíblico de evangelio y su relación con el evangelista

El evangelio, o buena noticia, es el mensaje central de la Biblia: la salvación del hombre a través de Jesucristo. Según Marcos 1:1, El principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, el evangelio no es un mensaje humano, sino divino. El evangelista, por tanto, no solo es un comunicador, sino también un mensajero que transmite esta buena noticia.

El evangelista bíblico debe entender que el evangelio no es un discurso, sino una realidad: la muerte y resurrección de Cristo como sustituto del pecador. Como dice Pablo en 1 Corintios 15:3-4, Yo os declaro, hermanos, el evangelio que os he anunciado, el cual recibisteis, en el cual también permanecéis; por el cual también sois salvos, si lo guardáis en la forma en que os fue anunciado, salvo que creáis en vano. Porque yo os entregué primeramente lo que también recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras.

Por lo tanto, el evangelista no solo debe proclamar el evangelio, sino vivirlo. Su vida debe reflejar la transformación que el evangelio produce en quien lo recibe. Pablo, en Gálatas 2:20, dice que con Cristo estoy juntado, y vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. Esta confesión es fundamental para todo evangelista, quien debe vivir en la gracia y la fe que anuncia.

Recopilación de pasajes bíblicos sobre el evangelista

La Biblia contiene varios pasajes que hablan del evangelista y su ministerio. Entre los más destacados se encuentran:

  • Efesios 4:11: Y él mismo dio algunos como apóstoles, otros como profetas, otros como evangelistas, otros como pastores y maestros.
  • 2 Timoteo 4:5: Tú, pues, sé fiel en lo que has aprendido y en lo que has creído, porque sabes de quiénes has aprendido.
  • Hechos 21:8: El día siguiente tomamos posada en la casa de Fileto, un evangelista, cuyo padre era un judío, y su madre griega; el cual nos recibió con mucho afecto.
  • 2 Corintios 4:5: Porque no anunciamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y nosotros como siervos vuestros por Jesucristo.

Estos versículos muestran que el evangelista es un ministerio reconocido en la iglesia, con un rol específico de anunciar el evangelio y edificar a otros. Su ministerio no se limita a predicar, sino que también incluye enseñar, guiar y liderar.

El evangelista en la visión de Pablo

Pablo, uno de los evangelistas más destacados de la historia, dedicó su vida a proclamar el evangelio. Su testimonio personal, su conversión en el camino a Damasco y sus múltiples viajes misioneros lo convierten en un modelo a seguir para todo evangelista. En 1 Corintios 9:16, Pablo afirma: Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es necesario; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!, lo cual refleja su compromiso total con la causa del evangelio.

Además, Pablo no solo predicaba, sino que también escribía epístolas que servían como guías teológicas y prácticas para las iglesias. Su ministerio fue marcado por su dependencia del Espíritu Santo, su resistencia a la tentación y su fidelidad a la Palabra de Dios. En 2 Timoteo 4:7, Pablo confiesa: He corrido la buena carrera, he terminado la carrera, he guardado la fe, lo cual refleja la entrega total de un evangelista a su llamado.

¿Para qué sirve ser evangelista según la Biblia?

Ser evangelista según la Biblia tiene un propósito claro: proclamar el evangelio para que otros puedan conocer a Cristo y ser salvos. En Mateo 28:19-20, Jesucristo da la Gran Comisión a sus discípulos: Id por tanto, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado. Este mandato se aplica no solo a los apóstoles, sino a todos los creyentes, y especialmente a los evangelistas, quienes tienen un rol de liderazgo en esta misión.

El evangelista también tiene la responsabilidad de edificar a los creyentes. En Efesios 4:12, Pablo menciona que los evangelistas son dados a la iglesia para preparar a los santos para el ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Esto implica que el evangelista no solo debe anunciar el evangelio, sino también enseñar y formar a otros para que también puedan servir en el ministerio.

En resumen, el evangelista sirve para cumplir la Gran Comisión, para edificar a la iglesia y para extender el reino de Dios a través del anuncio del evangelio. Su labor no se limita a una región o cultura, sino que abarca todo el mundo, como lo establece el libro de Hechos, donde se narra la expansión del mensaje cristiano desde Jerusalén hasta Roma.

Llamado y preparación del evangelista

El llamado a ser evangelista es un llamado divino. En el caso de Pablo, fue un llamado dramático en el camino a Damasco, donde Jesús le apareció personalmente. Sin embargo, no todos los evangelistas tienen una experiencia tan clara. A veces, el llamado se manifiesta a través de una pasión por el evangelio, una convicción interior o una visión de Dios. En cualquier caso, el evangelista debe orar constantemente, pidiendo a Dios que confirme su llamado y le dé sabiduría para servir con fidelidad.

La preparación del evangelista incluye tanto formación teológica como espiritual. Pablo, por ejemplo, fue instruido por Gamaliel, un fariseo famoso, antes de su conversión. Sin embargo, después de su llamado, se sometió a la disciplina de Ananías y a la mentoría de Aquiles y otros líderes. Esto muestra que la formación del evangelista no solo es teórica, sino también práctica y espiritual.

Además, el evangelista debe desarrollar habilidades como la oración, la predicación, el discernimiento espiritual y la capacidad de construir relaciones. En 1 Timoteo 4:15, Pablo le dice a Timoteo: Mantén lo que has oído, la forma cómo enseñé, y en la fe y el amor que tienes, confía en Cristo. Esta instrucción refleja la importancia de la disciplina y la fidelidad en la vida del evangelista.

El evangelista como puente entre Dios y las personas

El evangelista actúa como un puente entre Dios y las personas, llevando el mensaje de salvación a quienes aún no lo conocen. Este rol es fundamental en el plan redentor de Dios, quien desde el principio ha deseado que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4). El evangelista, por tanto, no solo es un mensajero, sino también un intermediario que trae la gracia de Dios a quienes están separados por el pecado.

Este puente no solo se construye a través de la predicación, sino también a través de la vida del evangelista. Como dice 1 Pedro 2:12: Mantened buen comportamiento entre los gentiles, para que en lo que dicen mal de vosotros como de malhechores, vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a Dios en el día del juicio. La integridad del evangelista refleja la integridad de Dios, y es una herramienta poderosa para atraer a otros al evangelio.

Por otro lado, el evangelista también debe ser un puente entre Dios y los creyentes, ayudándolos a crecer en su relación con Cristo. Esto incluye enseñar, corregir y edificar, como se menciona en Efesios 4:12. El evangelista no solo trae a las personas a Cristo, sino que también las ayuda a crecer en Cristo.

El significado de ser evangelista en la visión bíblica

Ser evangelista en la visión bíblica implica asumir una misión divina que trasciende el individuo. No es un rol de prestigio, sino de servicio, sacrificio y fidelidad a la Palabra de Dios. En 1 Pedro 4:10, se nos recuerda que como cada uno recibió un don, así lo administre, como buen administrador del múltiple gracia de Dios. El evangelista es un administrador del don de Dios, y su responsabilidad es usarlo con humildad y dedicación.

Además, el evangelista debe entender que su ministerio no es solo para predicar, sino también para edificar. En 2 Timoteo 2:15, Pablo le dice a Timoteo: Tú, pues, esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que enseña con rectitud la palabra de verdad. Esta exhortación muestra que el evangelista debe ser fiel en su enseñanza, sin alterar ni distorsionar la Palabra de Dios.

Por otro lado, el evangelista debe estar dispuesto a sufrir por el evangelio. Pablo, en Filipenses 1:12-13, afirma que su encarcelamiento sirvió para que el evangelio se anunciara sin temor. El evangelista debe entender que su ministerio puede incluir persecución, pero que esto no debe detener su misión. Más bien, debe fortalecer su compromiso con el evangelio.

¿De dónde viene la palabra evangelista en la Biblia?

La palabra evangelista proviene del griego *euangelistēs*, que se compone de *eu* (bueno) y *angelos* (mensajero), es decir, mensajero del evangelio. Esta palabra aparece solo una vez en la Biblia, en Efesios 4:11, donde Pablo menciona que Dios dio a la iglesia evangelistas, junto con apóstoles, profetas, pastores y maestros. Esta mención no solo establece el rol del evangelista, sino que también lo coloca dentro del contexto de los ministerios dados por Dios para la edificación de la iglesia.

Antes de que se usara el término evangelista, se hablaba de anunciadores del evangelio o predicadores del evangelio. Por ejemplo, en 2 Timoteo 4:5, Pablo usa el término *euangelizo*, que significa anunciar buenas nuevas. Esto muestra que la idea de evangelista ya existía antes de que se usara el término específico.

El uso de este término en Efesios 4:11 es significativo porque marca el reconocimiento formal del ministerio del evangelista en la iglesia primitiva. Pablo, como evangelista, fue uno de los primeros en usar este título, lo que refuerza su legitimidad teológica y ministerial.

El evangelista como testigo de Cristo

El evangelista no solo predica el evangelio, sino que también es un testigo de Cristo. En Hechos 1:8, Jesucristo le dice a sus discípulos: Pero vosotros recibiréis poder al bajar sobre vosotros el Espíritu Santo, y seréis mis testigos en Jerusalén, y en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra. Este versículo establece la base del ministerio evangelístico: testificar de Cristo en todo el mundo.

El evangelista, por tanto, no solo habla sobre Cristo, sino que vive en Cristo, y su vida es un testimonio de lo que el evangelio puede hacer en una persona. En 1 Juan 1:1-2, Juan describe a Cristo no solo como un mensaje, sino como una realidad viva: Lo que era desde el principio, lo que oímos, lo que vimos con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocamos con nuestras manos, acerca del Verbo de la vida—esta vida se manifestó, y nosotros la hemos visto; y damos testimonio, y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y ha sido manifestada a nosotros.

El testimonio del evangelista debe ser coherente con su mensaje. En 1 Timoteo 6:12, Pablo le dice a Timoteo que pelee el buen combate de la fe, toma la vida eterna, a la cual también fuiste llamado y has hecho profesión buena delante de muchos testigos. Esto refuerza la idea de que el evangelista no solo debe proclamar el evangelio, sino también vivirlo con integridad y fidelidad.

¿Qué características debe tener un evangelista bíblico?

Un evangelista bíblico debe tener ciertas características esenciales que lo distinguen de otros ministerios. Entre las más importantes se encuentran:

  • Fe en Cristo: El evangelista debe creer firmemente en Jesucristo como Señor y Salvador.
  • Santidad de vida: Su vida debe reflejar la santidad de Dios, como se menciona en 1 Pedro 1:15-16.
  • Dependencia de Dios: Debe reconocer que su ministerio no depende de sus propios esfuerzos, sino del Espíritu Santo.
  • Habilidad para enseñar: El evangelista debe ser capaz de explicar la Biblia de manera clara y precisa.
  • Capacidad de guiar a otros: Debe tener la habilidad de edificar a los creyentes y guiar a los no creyentes hacia Cristo.
  • Resiliencia y paciencia: El evangelista debe estar preparado para enfrentar oposición, como lo hizo Pablo, y seguir adelante con fe.

Estas características son esenciales para un ministerio efectivo y fiel. Como dice Pablo en 2 Timoteo 2:2, Y lo que has oído de mí ante muchos testigos, encomienda a hombres fieles, que sean idóneos para enseñar también a otros.

Cómo vivir como evangelista en la vida moderna

En la vida moderna, vivir como evangelista implica adaptar el mensaje bíblico a los contextos culturales actuales sin comprometer su esencia. Esto puede incluir el uso de medios digitales, redes sociales, podcasts, y otros recursos tecnológicos para proclamar el evangelio. Sin embargo, la esencia del evangelista sigue siendo la misma: proclamar el mensaje de salvación a través de Jesucristo.

Un ejemplo práctico es el uso de la plataforma de YouTube para compartir sermones, testimonios y enseñanzas bíblicas. Muchos evangelistas modernos utilizan esta herramienta para llegar a audiencias que antes no tendrían acceso al mensaje cristiano. Además, el evangelista puede usar su vida como testimonio: viviendo con integridad, amor y servicialidad, reflejando así el carácter de Cristo en un mundo caótico.

Otro ejemplo es la evangelización en comunidades urbanas, donde el evangelista puede colaborar con organizaciones sociales, escuelas o centros comunitarios para llegar a personas en situación de vulnerabilidad. En estos contextos, el evangelista no solo predica, sino que también ofrece esperanza, aliento y ayuda material, mostrando el amor de Cristo de manera tangible.

El papel del evangelista en la iglesia actual

En la iglesia actual, el evangelista desempeña un rol vital en la expansión del reino de Dios. Aunque muchas iglesias se centran en la edificación interna, es fundamental recordar que la Gran Comisión sigue vigente: Id y haced discípulos. El evangelista, por tanto, debe estar siempre alerta para identificar oportunidades de evangelización, tanto dentro como fuera de la iglesia.

Además, el evangelista puede colaborar con otros ministerios, como el de pastoreo y enseñanza, para asegurar que los creyentes no solo sean instruidos, sino también misioneros activos. En 1 Pedro 3:15, se nos anima a siempre estar preparados para defender la fe, lo cual es especialmente relevante en un mundo donde el evangelio puede ser malinterpretado o rechazado.

El evangelista también debe ser un ejemplo de vida cristiana para los demás. Como dice 1 Tesalonicenses 1:3, habiendo sido ejemplo vosotros mismos a los que caminan con devoción, con fe y con perseverancia. Esto refuerza la importancia de que el evangelista no solo proclame el evangelio, sino que también viva de acuerdo con él.

La importancia de la oración en el ministerio del evangelista

La oración es un pilar fundamental en el ministerio del evangelista. Pablo, en Efesios 6:18, anima a los creyentes a orar en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, lo cual es especialmente relevante para los evangelistas, quienes enfrentan desafíos espirituales y físicos en su ministerio. La oración no solo es una herramienta de intercesión, sino también una forma de recibir dirección divina.

Un evangelista que ora constantemente está más alineado con la voluntad de Dios y más abierto a la guía del Espíritu Santo. Además, la oración fortalece su relación con Dios, lo cual es esencial para mantener la motivación y la pasión en el ministerio. Como dice Salmo 55:17: Yo oraré a Dios, y el Señor me salvará, lo cual refleja la confianza que debe tener el evangelista en Dios.

La oración también es un puente entre el evangelista y los que aún no conocen a Cristo. En Juan 17, Jesucristo ora por sus discípulos y

KEYWORD: que es un centro de mejora de interes

FECHA: 2025-06-17 15:04:43

INSTANCE_ID: 24

API_KEY_USED: gsk_d7jP…

MODEL_USED: qwen/qwen3-32b