En la era digital, los términos como qué es se está haciendo viral suelen aparecer con frecuencia, especialmente cuando un contenido se expande rápidamente a través de las redes sociales. Este fenómeno, conocido comúnmente como viral, describe cómo una idea, video, imagen o mensaje se propaga de manera masiva, a menudo sin un plan de marketing tradicional. Aunque suena sencillo, la lógica detrás de lo que se vuelve viral es compleja y depende de múltiples factores que iremos desglosando a lo largo de este artículo.
¿Qué es lo que se está haciendo viral?
Cuando algo se hace viral, significa que ha alcanzado una difusión masiva de forma rápida y espontánea. Esto ocurre cuando un contenido es compartido repetidamente por usuarios en plataformas digitales, especialmente redes sociales como TikTok, Instagram, Twitter o YouTube. Lo que se vuelve viral no necesariamente tiene que ser profesional o de alta calidad, pero sí debe conectar con el público emocional, intelectual o humorísticamente.
Un ejemplo clásico es el video de Gangnam Style de PSY, que en 2012 se convirtió en el primer video en alcanzar mil millones de vistas en YouTube. Su éxito no dependía únicamente de su calidad musical, sino de su naturaleza divertida, fácil de imitar y con un mensaje visual que generaba curiosidad. Otro ejemplo es el Ice Bucket Challenge, una iniciativa benéfica que se viralizó gracias a su simplicidad, viralidad y el compromiso de personalidades famosas.
El fenómeno viral no es exclusivo de contenidos de entretenimiento. También puede aplicarse a noticias, memes, campañas de marketing, y hasta a tendencias de moda. Lo que subyace en todos estos casos es una combinación de elementos como el factor sorpresa, la emoción, la facilidad de compartir y la relevancia cultural del momento.
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Cómo se origina un contenido viral sin mencionarlo directamente
El proceso de viralidad comienza con un contenido que toca una fibra sensible del público. Puede ser un mensaje emocional, una sátira social, un desafío divertido o incluso una noticia impactante. Una vez publicado, el contenido es compartido por usuarios que lo consideran interesante o útil. Esta acción de compartir se multiplica exponencialmente si el contenido cumple con ciertos requisitos psicológicos, como la identificación emocional o la necesidad de pertenecer a una comunidad.
La viralidad también depende del entorno digital en el que se comparte. Las redes sociales actúan como canales de difusión, y su algoritmo está diseñado para priorizar contenidos con alta interacción. Esto significa que si un video o imagen recibe muchos comentarios, me gusta o compartidos en un corto periodo, el algoritmo lo promoverá a más usuarios, creando un efecto en cadena.
Es importante destacar que no todo contenido tiene el mismo potencial de viralidad. Factores como la originalidad, el timing (momento de publicación), la audiencia objetivo y la accesibilidad del mensaje juegan un papel crucial. Un contenido puede ser viral en una plataforma y no en otra, dependiendo del tipo de comunidad que la conforma.
El papel del algoritmo en la viralidad
Los algoritmos de las redes sociales son una pieza clave en la expansión de un contenido. Estos sistemas analizan el comportamiento de los usuarios y deciden qué contenido mostrar en cada momento. Cuando un contenido comienza a ser compartido repetidamente, los algoritmos lo perciben como interesante y lo exponen a más personas. Esto puede acelerar su viralidad de manera notable.
Por ejemplo, en TikTok, si un video recibe muchos me gusta, comentarios o compartidos en las primeras horas de su publicación, el algoritmo lo envía a la sección Para ti, aumentando su visibilidad. En Twitter, los tweets con alta interacción pasan a la sección de Tendencias, lo que atrae a más usuarios. Estos mecanismos tecnológicos, aunque no son visibles para el usuario promedio, son fundamentales para que algo se haga viral.
Además, los algoritmos también consideran factores como la hora del día en que se publica, la frecuencia de uso de la plataforma por parte del usuario y el historial de interacciones. Esto significa que incluso si un contenido es bueno, puede no tener el mismo impacto si no se publica en el momento adecuado o en el lugar adecuado.
Ejemplos reales de contenidos que se hicieron virales
Existen muchos ejemplos de contenidos que lograron viralidad de forma inesperada. Uno de los más famosos es el video de Harlem Shake, una parodia que se convirtió en una tendencia global en 2013. Empresas, influencers y hasta usuarios comunes grabaron versiones de este video, compartiéndolos en redes sociales y generando millones de vistas. Otro ejemplo es el Doge meme, una imagen de un perro con texto en inglés que se volvió viral gracias a su tono humorístico y su uso en foros como Reddit.
También podemos mencionar el caso de The Dress, una foto de un vestido que generó una discusión global sobre los colores que se veían: ¿azul y negro o blanco y dorado? La controversia generada en redes sociales, medios de comunicación y hasta en estudios científicos, dio al contenido una viralidad inesperada.
En el ámbito empresarial, campañas como la de Dove Real Beauty Sketches o la de Old Spice The Man Your Man Could Smell Like se convirtieron en virales gracias a su enfoque emocional, originalidad y conexión con el público. Estos ejemplos muestran que la viralidad no es azar, sino el resultado de una combinación de estrategia, creatividad y comprensión del comportamiento humano en el entorno digital.
El concepto de viralidad en el marketing digital
La viralidad no es un fenómeno casual, sino una herramienta poderosa en el marketing digital. Los marketers buscan crear contenidos que tengan el potencial de ser compartidos, con el fin de maximizar su alcance sin invertir grandes cantidades en publicidad tradicional. Para lograrlo, se basan en conceptos como el efecto domino, donde una persona comparte el contenido con su red, y esta a su vez lo comparte con la suya, creando una cadena de difusión.
Una de las estrategias más comunes es el uso de desafíos o reto (challenge), como el mencionado Ice Bucket Challenge, que generó miles de millones de dólares para la Fundación ALS. Estos retos son fáciles de replicar, tienen una componente social y suelen incluir a figuras públicas, lo que aumenta su visibilidad. Otra estrategia es el uso de contenido emocional, como videos que muestran historias humanas conmovedoras o momentos de alegría, que generan conexión y motivan a las personas a compartir.
El concepto de viralidad también se aplica al marketing de influencers, donde una persona con una gran audiencia comparte un producto o servicio, y sus seguidores lo adoptan. En este caso, la viralidad se produce a través de una red ya existente, lo que la hace más predecible y controlable. Aunque no es lo mismo que la viralidad espontánea, sigue siendo una herramienta poderosa para las marcas.
10 ejemplos de contenidos virales famosos
- Gangnam Style de PSY – El primer video en alcanzar mil millones de vistas en YouTube.
- Harlem Shake – Un reto viral que se convirtió en una parodia global en 2013.
- The Dress – Una foto que generó una discusión global sobre percepción visual.
- Doge – Un meme de un perro con texto humorístico que se volvió viral en Reddit.
- Ice Bucket Challenge – Un reto benéfico que recaudó millones para la Fundación ALS.
- Charlie Bit My Finger – Un video de un bebé que se volvió viral en 2007.
- Dance Monkey de Tones and I – Un tema que se viralizó en TikTok y se convirtió en un éxito mundial.
- Baby Shark – Un video de animación que se convirtió en una canción viral en YouTube.
- Blinding Lights de The Weeknd – Un video que se viralizó en TikTok y lo llevó a ser el tema más escuchado del año.
- Renegade – Un baile que se viralizó en TikTok y dio fama a la creadora de contenido Jalaiah Harmon.
Cómo se construye un contenido viral sin usar la palabra clave
La clave para construir contenido viral es entender qué motiva a las personas a compartir. Esto incluye elementos como la emoción, la relevancia cultural, la originalidad y la facilidad de participación. Un contenido que haga reír, llorar o indignar tiene más probabilidades de ser compartido, ya que resuena emocionalmente con el público.
Por ejemplo, un video que muestre a un niño ayudando a un anciano, o una historia de superación personal, puede generar una conexión emocional profunda. Otro factor es la viralidad por curiosidad: si un contenido es inusual, sorprendente o presenta una perspectiva novedosa, las personas quieren saber más y lo comparten. Además, el contenido que permite la participación, como reto o desafíos, facilita que los usuarios se involucren activamente, compartiendo sus propias versiones.
También es importante considerar el momento en que se publica el contenido. Un tema que esté en tendencia o que responda a un evento actual tiene más probabilidades de ser viral. Por ejemplo, durante un evento mundial como el Mundial de Fútbol, los memes, videos y reacciones relacionados con el torneo tienen una alta probabilidad de viralizarse, ya que están en el radar de millones de personas.
¿Para qué sirve que algo se haga viral?
La viralidad no es solo un fenómeno de entretenimiento, sino una herramienta poderosa con múltiples aplicaciones. En el ámbito del marketing, por ejemplo, la viralidad puede generar una gran visibilidad para una marca o producto, lo que puede traducirse en aumentos de ventas, mayor conocimiento de la marca y conexión emocional con el público. En el ámbito social, puede servir para promover causas benéficas, educativas o culturales.
Un ejemplo clásico es el Ice Bucket Challenge, que no solo se viralizó por su simplicidad, sino que también logró recaudar millones de dólares para la Fundación ALS. En la educación, videos explicativos o tutoriales pueden viralizarse y ayudar a millones de personas a aprender un tema nuevo. En la política, un discurso o video puede viralizarse y cambiar la percepción pública sobre un candidato o una campaña.
Además, la viralidad también puede servir como una forma de expresión social. Muchos movimientos sociales han utilizado contenidos virales para dar visibilidad a causas importantes, como el movimiento #MeToo o #BlackLivesMatter. Estos contenidos no solo se comparten, sino que también generan conversaciones profundas y cambios en la sociedad.
Sinónimos y variantes de la viralidad
La viralidad puede expresarse de muchas maneras, dependiendo del contexto. Algunos sinónimos incluyen difusión masiva, propagación rápida, expansión exponencial o contagio digital. En el ámbito del marketing, también se usa el término contagio emocional para describir cómo un contenido puede contagiar a otros usuarios, motivándolos a compartirlo.
En el ámbito académico, los estudios sobre la viralidad suelen referirse a ella como difusión social o propagación de información. Estos términos se usan para describir cómo la información se transmite a través de redes sociales, ya sea de forma espontánea o mediante estrategias planificadas. En la ciencia de datos, se analiza cómo los contenidos se mueven por las redes usando modelos como el modelo de difusión o modelo de contagio.
También es común encontrar variantes como viral en redes sociales, viral en internet o viral en TikTok, dependiendo de la plataforma o canal donde se difunde el contenido. Aunque el concepto es el mismo, cada plataforma tiene sus propios algoritmos y dinámicas que influyen en cómo un contenido se vuelve viral.
Cómo identificar un contenido que podría volverse viral
Identificar un contenido con potencial de viralidad requiere analizar ciertos patrones y elementos clave. En primer lugar, se debe observar si el contenido resuena emocionalmente con el público. Las emociones fuertes, como la risa, la sorpresa o la indignación, son factores que impulsan la compartición. Por ejemplo, un video que haga reír a muchas personas tiene más probabilidades de ser compartido que uno que simplemente informa.
Otro factor es la originalidad. Los contenidos que presentan una idea nueva, una perspectiva única o una presentación innovadora tienden a destacar. Esto puede incluir desde una técnica de presentación creativa hasta una historia inesperada. La originalidad capta la atención del usuario y lo motiva a compartirlo con otros.
También es importante considerar la facilidad de compartir. Si un contenido es fácil de replicar, como un reto o un meme, tiene más probabilidades de ser viral. Por ejemplo, el reto de baile Renegade se viralizó rápidamente porque era sencillo de imitar y permitía la participación de cualquier usuario. La viralidad también depende del timing: un contenido publicado en el momento adecuado, durante una tendencia o evento, tiene más oportunidades de ser visto y compartido.
El significado detrás de la viralidad
La viralidad no es solo un fenómeno digital, sino un reflejo de cómo las personas interactúan y comparten información en la sociedad moderna. En esencia, algo se vuelve viral cuando resuena con la conciencia colectiva, ya sea por su mensaje, su formato o su conexión emocional. Esto puede indicar una tendencia cultural, un deseo de expresión o incluso una respuesta social a un evento específico.
Desde el punto de vista psicológico, la viralidad puede explicarse mediante conceptos como la teoría de los seis grados de separación, que sugiere que cualquier persona en el mundo está conectada a otra por medio de una cadena de conocidos. En el contexto digital, esto se traduce en la capacidad de un contenido para llegar a millones de personas a través de una red de conexiones. Además, la viralidad también puede explicarse a través del efecto mariposa, donde una pequeña acción puede tener un impacto grande en el tiempo.
En el ámbito cultural, la viralidad puede actuar como un termómetro social. Por ejemplo, un meme que se vuelve viral puede indicar el estado de ánimo de una generación o la percepción pública sobre un tema político o social. Esto hace que la viralidad no solo sea un fenómeno tecnológico, sino también un fenómeno sociológico.
¿Cuál es el origen del término viral?
El término viral en el contexto digital se originó en la década de 1990, cuando los académicos y científicos sociales comenzaron a analizar cómo la información se propagaba a través de las redes. El término se inspiró en la forma en que los virus biológicos se transmiten de un organismo a otro, de manera rápida y a menudo sin control. Esta analogía fue adoptada por los estudiosos de la comunicación para describir cómo ciertos contenidos se expandían a través de las redes sociales.
El uso popular del término viral en el contexto de internet se consolidó en la década de 2000, con el auge de las redes sociales como MySpace, YouTube y, posteriormente, Facebook. Los marketeros y creadores de contenido comenzaron a buscar formas de hacer que sus publicaciones se viralizaran, es decir, se propagaran de manera exponencial. Con el tiempo, el concepto se extendió a otros ámbitos, como el marketing, la política y la cultura pop.
Hoy en día, viral es un término que no solo describe la propagación de un contenido, sino también su capacidad de impactar, conectar y generar conversación. Su uso ha trascendido el ámbito digital para referirse a cualquier fenómeno que se propague de forma rápida y espontánea.
Variantes del término viral y su uso en el lenguaje cotidiano
En el lenguaje cotidiano, el término viral se ha extendido más allá de su uso en internet. Se puede escuchar frases como ese tema está en auge o ese video se está paseando por todas partes, que son expresiones coloquiales que describen lo que técnicamente se conoce como viralidad. Estas expresiones reflejan la idea de que algo se está compartiendo de forma masiva y espontánea.
También se usan expresiones como se está cayendo por todos lados o está en todos lados, que indican que un contenido ha alcanzado una difusión muy amplia. En el ámbito del marketing, se habla de contagio emocional o difusión social, términos técnicos que describen el mismo fenómeno de viralidad desde una perspectiva académica o profesional.
En el ámbito académico, el término viralidad también se ha utilizado para describir fenómenos sociales, políticos y culturales. Por ejemplo, se ha hablado de movimientos sociales virales para describir cómo ciertas ideas o causas se expanden rápidamente a través de las redes sociales y la prensa. Esta variante del término muestra cómo el concepto de viralidad ha trascendido el ámbito digital para describir fenómenos más amplios.
¿Cómo se puede usar la viralidad en el marketing?
La viralidad es una herramienta poderosa en el marketing moderno. Para aprovecharla, las marcas deben crear contenido que resuene emocionalmente con su audiencia, sea fácil de compartir y esté alineado con las tendencias del momento. Una estrategia efectiva es el uso de desafíos o reto, como el Ice Bucket Challenge, que permiten a los usuarios participar activamente y compartir su experiencia.
Otra estrategia es la colaboración con influencers o creadores de contenido que tengan una audiencia comprometida. Estos creadores pueden promover un producto o servicio de manera orgánica, generando un efecto viral si el contenido es relevante y atractivo. También es importante aprovechar las plataformas que tienen algoritmos favorables para la viralidad, como TikTok o Instagram Reels, donde el contenido con alta interacción tiene mayor visibilidad.
Además, las marcas pueden utilizar la viralidad para construir una conexión emocional con sus clientes. Un contenido que haga reír, llorar o emocionar tiene más probabilidades de ser compartido y recordado. Esto no solo aumenta la visibilidad de la marca, sino que también fortalece su imagen y fidelidad con el público.
Cómo usar la viralidad y ejemplos de uso
Para aprovechar la viralidad de manera efectiva, es fundamental seguir ciertos pasos. En primer lugar, identificar una tendencia o tema que esté generando interés en el público objetivo. Esto puede hacerse mediante análisis de redes sociales, herramientas de tendencias como Google Trends o simplemente observando lo que está ocurriendo en el entorno digital.
Una vez identificada la tendencia, crear un contenido que se alinee con ella y agregue valor. Por ejemplo, si hay un reto viral en TikTok, una marca puede crear su propia versión del reto, integrando su producto o servicio de manera natural. Es importante que el contenido sea original, atractivo y fácil de replicar, para que otros usuarios se sientan motivados a participar.
Finalmente, promover el contenido a través de canales estratégicos. Esto puede incluir compartirlo en redes sociales, enviarlo a influencers relevantes o incluso patrocinar anuncios para aumentar su visibilidad. Un ejemplo exitoso es el de Dove Real Beauty Sketches, una campaña que se viralizó gracias a su mensaje emocional y conexión con el público. Otro ejemplo es el de Blendtec, que usó videos virales para mostrar la potencia de sus batidoras, logrando una viralidad orgánica y un aumento de ventas.
La viralidad como fenómeno cultural
La viralidad no es solo un fenómeno tecnológico o comercial, sino también un fenómeno cultural que refleja la forma en que las personas interactúan, comparten y construyen identidades en el entorno digital. En este contexto, los contenidos virales no solo se difunden, sino que también generan conversaciones, debates y, en algunos casos, cambios sociales.
Por ejemplo, movimientos como #MeToo o #BlackLivesMatter comenzaron con contenidos que se viralizaron en redes sociales y evolucionaron en movimientos globales con impacto real. Estos ejemplos muestran que la viralidad puede ser una herramienta poderosa para la expresión social y la concienciación. Además, la viralidad también puede actuar como una forma de resistencia cultural, donde contenidos alternativos o críticos se viralizan como forma de desafiar la narrativa dominante.
En este sentido, la viralidad no solo es una cuestión de algoritmos y marketing, sino también una expresión de la identidad colectiva en la era digital. Esto la convierte en un fenómeno complejo que merece ser estudiado desde múltiples perspectivas: sociológica, psicológica, tecnológica y cultural.
El impacto de la viralidad en la sociedad
La viralidad tiene un impacto profundo en la sociedad, no solo a nivel individual, sino también colectivo. En el ámbito personal, un contenido viral puede cambiar la vida de una persona. Por ejemplo, una persona puede convertirse en influencer de la noche a la mañana gracias a un video que se viraliza, lo que puede generar ingresos, oportunidades laborales y una nueva identidad en el entorno digital.
A nivel colectivo, la viralidad puede influir en la opinión pública, en la política y en el comportamiento social. Un video viral puede hacer que una causa social gane visibilidad, o que una figura pública sea cuestionada. Por ejemplo, un testimonio viral puede impulsar una campaña de justicia o un movimiento social. En este sentido, la viralidad no solo es un fenómeno de entretenimiento, sino también un instrumento de cambio social.
Además, la viralidad puede tener efectos psicológicos en los usuarios. La presión por crear contenido viral puede generar ansiedad y estrés en los creadores, especialmente cuando dependen de la viralidad para su éxito profesional. Por otro lado, ver contenido viral puede generar alegría, conexión emocional o incluso sensación de pertenencia a una comunidad digital.
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