El derecho es una construcción social que busca regular la convivencia humana mediante normas que guían el comportamiento de los individuos. La frase el derecho que es y el que debe ser se refiere a la distinción entre el derecho positivo, es decir, el que existe actualmente en una sociedad, y el derecho ideal, aquel que se considera justo, equitativo y necesario para una sociedad más justa. Esta dualidad es fundamental para entender los debates legales, políticos y filosóficos sobre la justicia y la evolución de los sistemas jurídicos a lo largo de la historia.
¿Qué significa el derecho que es y el que debe ser?
La expresión el derecho que es y el que debe ser proviene del pensamiento filosófico y jurídico, y busca distinguir entre el derecho como un sistema normativo vigente (el derecho positivo) y el derecho como una aspiración moral o ideal (el derecho normativo). Esta distinción fue profundamente explorada por filósofos como Immanuel Kant y John Rawls, quienes analizaron cómo las leyes pueden estar alineadas con principios éticos universales.
Un ejemplo histórico interesante es el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos a mediados del siglo XX. En ese contexto, los activistas no solo lucharon por cambiar las leyes (el derecho que era), sino también por construir un sistema más justo y equitativo (el derecho que debía ser). Esta tensión entre lo que es y lo que debería ser ha sido el motor de muchas reformas legales y sociales a lo largo de la historia.
En la actualidad, esta dualidad sigue siendo relevante, especialmente en debates sobre el acceso a la justicia, los derechos humanos, y la equidad social. Cada sociedad debe constantemente reflexionar sobre cómo su sistema legal puede evolucionar para acercarse más al derecho ideal.
También te puede interesar

La labor de un investigador criminal implica un alto nivel de responsabilidad, ética y cumplimiento de protocolos legales. Conocer lo que no debe hacer un investigador criminal es fundamental para garantizar la integridad de las investigaciones, respetar los derechos de...

¿Alguna vez te has preguntado por qué es más difícil mover algo de lo que esperarías? Este fenómeno puede deberse a múltiples factores físicos, como la fricción, la inercia o la masa del objeto. En este artículo exploraremos a fondo...

Realizar una investigación implica mucho más que solo recopilar información sobre un tema. Se trata de un proceso estructurado, metódico y con objetivos claros. A menudo, la pregunta qué es lo que debe llevar una investigación surge en estudiantes, profesionales...
La evolución del derecho entre lo positivo y lo normativo
El derecho positivo se basa en las normas establecidas por instituciones legales, como gobiernos, parlamentos y tribunales. Es el derecho que se aplica en la vida cotidiana, que regula contratos, propiedad, derechos laborales, entre otros. Por su parte, el derecho normativo se refiere a lo que se considera justo, equitativo y moral. Esta distinción no solo es teórica, sino que tiene implicaciones prácticas en cómo se interpretan y aplican las leyes.
En muchos casos, el derecho positivo no refleja completamente el derecho normativo. Por ejemplo, en el siglo XIX, muchas leyes en Europa y América permitían la esclavitud, algo que hoy se considera inmoral y contrario a los derechos humanos. Esto muestra cómo el derecho positivo puede cambiar con el tiempo para acercarse al derecho ideal.
La interacción entre estos dos conceptos es dinámica. Cada sociedad debe equilibrar la estabilidad que ofrece el derecho positivo con la necesidad de evolucionar hacia un sistema más justo. Este equilibrio es crucial para mantener la legitimidad del sistema legal y la confianza de los ciudadanos.
El papel de la filosofía jurídica en esta distinción
La filosofía jurídica ha desempeñado un papel fundamental en el análisis de la diferencia entre el derecho que es y el que debe ser. Escuelas de pensamiento como el positivismo jurídico, el naturalismo jurídico y el constructivismo social han aportado distintas visiones sobre la naturaleza del derecho.
El positivismo jurídico, por ejemplo, sostiene que el derecho es solo lo que las autoridades reconocen como válido, sin importar si es justo o no. Por el contrario, el naturalismo jurídico argumenta que el derecho debe estar alineado con principios universales de justicia y moralidad. Esta tensión filosófica sigue siendo relevante hoy en día, especialmente en contextos donde las leyes no reflejan plenamente los valores de la sociedad.
Ejemplos prácticos del derecho que es y el que debe ser
Para entender mejor esta dualidad, es útil analizar ejemplos concretos de cómo el derecho positivo puede no coincidir con el derecho normativo. A continuación, se presentan algunos casos destacados:
- Derecho laboral y condiciones de trabajo: En muchos países, las leyes laborales permiten jornadas extensas y salarios mínimos que no cubren las necesidades básicas de los trabajadores. Sin embargo, desde una perspectiva normativa, se argumenta que el derecho laboral debe garantizar condiciones dignas y equitativas.
- Derechos de las minorías: Durante décadas, en varios países se prohibió el matrimonio entre personas del mismo sexo. Aunque era legal (derecho positivo), se consideraba injusto desde una perspectiva normativa. Hoy en día, muchas leyes se han adaptado para reconocer estos derechos.
- Acceso a la justicia: En sociedades con altos índices de desigualdad, el acceso a la justicia puede estar limitado para ciertos grupos. Aunque el derecho positivo establece que todos tienen derecho a la justicia, en la práctica, el derecho normativo demanda que se eliminen las barreras que impiden su acceso real.
El concepto de justicia en el derecho ideal
La noción de justicia está en el corazón del derecho que debe ser. Para muchos filósofos, la justicia no se limita a seguir reglas, sino que implica garantizar oportunidades iguales, respetar los derechos humanos y promover el bienestar colectivo. John Rawls, en su teoría de la justicia, propuso que el derecho ideal debe ser diseñado desde una posición original en la que todos tengan iguales condiciones de elección.
Este concepto tiene aplicaciones prácticas en la elaboración de políticas públicas. Por ejemplo, la creación de leyes que protejan a los más vulnerables, como los niños, las personas mayores o los trabajadores en condiciones precarias, refleja el intento de acercar el derecho positivo al derecho normativo. Además, la justicia distributiva es clave para resolver desigualdades estructurales y garantizar que el derecho no solo exista, sino que también se aplique de manera equitativa.
Cinco ejemplos de cómo el derecho debe evolucionar hacia lo ideal
- Derechos de las personas trans: Muchos sistemas legales aún no reconocen plenamente los derechos de las personas trans, a pesar de que, desde una perspectiva normativa, se considera injusto negarles acceso a servicios básicos o la posibilidad de identificarse según su género.
- Derecho penal y justicia restaurativa: En lugar de enfocarse solo en sanciones, el derecho debe considerar modelos que promuevan la reconciliación, la reparación y la reintegración de los delincuentes en la sociedad.
- Acceso a la educación: Aunque en muchos países la educación es gratuita, existen barreras económicas y geográficas que impiden su acceso real. El derecho normativo exige que se garantice la educación como un derecho universal.
- Salud pública: El derecho ideal implica que todos tengan acceso a servicios de salud de calidad, sin importar su situación económica. Esto requiere políticas públicas que prioricen el bienestar colectivo sobre el mercado.
- Derechos ambientales: A pesar de que el daño ambiental es un problema global, muchas leyes aún no reconocen los derechos de la naturaleza o limitan suficientemente las actividades que dañan el medio ambiente. El derecho debe evolucionar hacia una protección más efectiva de los ecosistemas.
La importancia de la crítica social en la evolución del derecho
La crítica social ha sido históricamente un motor para que el derecho evolucione hacia el ideal. Las voces de los ciudadanos, los movimientos sociales y los activistas han presionado a los gobiernos para que revisen leyes injustas y que se acerquen más a una visión de justicia universal. Este proceso no es lineal, pero es esencial para la democracia y el progreso social.
Por ejemplo, durante el siglo XX, el activismo feminista logró cambios significativos en el derecho laboral, el derecho a la educación y el derecho a la participación política. Estos avances no se dieron por voluntad de las autoridades, sino por presión social constante. Hoy, movimientos como el feminismo, el ambientalismo y los derechos de las minorías continúan empujando hacia un derecho más justo.
Este tipo de crítica también es fundamental para identificar lagunas en el sistema legal. Por ejemplo, en muchos países, los derechos de los inmigrantes aún no están plenamente reconocidos, a pesar de que, desde una perspectiva normativa, se considera injusto marginar a personas que buscan una vida mejor.
¿Para qué sirve la distinción entre el derecho que es y el que debe ser?
Esta distinción sirve para identificar desviaciones entre lo que se aplica actualmente y lo que se considera justo. Permite a los ciudadanos, a los juristas y a los legisladores reflexionar sobre cómo mejorar el sistema legal. También es una herramienta para movilizar a la sociedad y exigir reformas.
Por ejemplo, en contextos donde existen discriminaciones legales, esta distinción ayuda a argumentar por qué ciertas leyes deben cambiarse. En el ámbito internacional, también se usa para cuestionar la legitimidad de regímenes autoritarios o sistemas legales que no respetan los derechos humanos. En resumen, es una herramienta clave para el avance de la justicia y el bienestar social.
El derecho positivo vs. el derecho natural
Otra forma de entender la dualidad entre el derecho que es y el que debe ser es a través del debate entre el derecho positivo y el derecho natural. Mientras que el derecho positivo se basa en normas creadas por instituciones legales, el derecho natural se fundamenta en principios universales de justicia y moralidad.
Esta distinción ha sido central en la historia del pensamiento jurídico. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, muchos soldados alegaron que seguían órdenes (derecho positivo) para justificar sus acciones, pero esto fue cuestionado por tribunales internacionales que argumentaron que existen normas morales universales que no pueden ser ignoradas (derecho natural). Este debate sigue siendo relevante en contextos como la justicia transicional o los crímenes de guerra.
El papel de los tribunales en la evolución del derecho
Los tribunales desempeñan un papel crucial en la evolución del derecho, ya que no solo aplican las leyes, sino que también las interpretan y, en algunos casos, las reformulan. A través de sentencias históricas, los tribunales han ayudado a acercar el derecho positivo al derecho ideal.
Por ejemplo, en 1973, la Corte Suprema de Estados Unidos emitió la sentencia Roe v. Wade, que reconocía el derecho al aborto como parte del derecho a la privacidad. Esta decisión no solo cambió la legislación, sino que también reflejaba un avance hacia una visión más justa de los derechos reproductivos. Aunque posteriormente fue revocada, el debate sigue vivo, mostrando cómo el derecho evoluciona a través de la interpretación judicial.
El significado de el derecho que debe ser
El derecho que debe ser representa una visión ideal del sistema legal, uno que no solo exista en el papel, sino que también se aplique de manera justa y equitativa. Este concepto implica que el derecho no debe ser estático, sino que debe adaptarse a los cambios sociales, económicos y culturales.
Este derecho ideal no solo se limita a lo legal, sino que también incluye aspectos éticos y morales. Se puede pensar en él como un derecho que respete la dignidad humana, que proteja a los más vulnerables y que promueva el bienestar colectivo. En este sentido, el derecho debe ser un instrumento de justicia, no solo de orden.
¿Cuál es el origen del concepto de el derecho que debe ser?
La idea de que el derecho debe evolucionar hacia un estado ideal tiene raíces filosóficas profundas. Platón, en la antigua Grecia, hablaba de la ley justa, un concepto que se acerca al derecho normativo. En la Edad Media, Tomás de Aquino desarrolló la idea de ley natural, que se basa en principios universales de justicia.
Durante el siglo XVIII, filósofos como Jean-Jacques Rousseau y Immanuel Kant profundizaron en la idea de que el derecho debe reflejar la voluntad del pueblo y los principios de la razón. En el siglo XX, John Rawls y otros pensadores retomaron estos temas para abordar cuestiones de justicia social y equidad.
Estos conceptos filosóficos forman la base teórica para entender por qué el derecho debe ser más que un conjunto de normas: debe ser un instrumento que promueva la justicia y la igualdad.
El derecho ideal como guía para reformas legales
El derecho ideal no solo es un concepto teórico, sino también una guía práctica para las reformas legales. Cada vez que se propone un cambio en la legislación, se debe evaluar si se acerca más al derecho normativo. Esto implica considerar si la reforma promueve la justicia, la equidad y el bienestar de la sociedad.
Por ejemplo, en muchos países se han introducido reformas para garantizar el acceso a la salud, la educación y la vivienda digna. Estas reformas no solo responden a necesidades sociales, sino también a una visión más justa del derecho. De esta manera, el derecho ideal actúa como un horizonte hacia el cual debe evolucionar el sistema legal.
¿Por qué es importante distinguir entre el derecho que es y el que debe ser?
Esta distinción es crucial para evaluar la legitimidad del sistema legal. Si el derecho positivo no refleja los valores de la sociedad, puede perder su legitimidad y la confianza de los ciudadanos. Por el contrario, cuando el derecho se acerca al ideal, se fortalece la justicia y la cohesión social.
Además, esta dualidad permite identificar áreas de mejora y movilizar a la sociedad para exigir cambios. Es una herramienta para los ciudadanos, los legisladores y los jueces para reflexionar sobre cómo construir un sistema legal más justo y equitativo.
Cómo usar la expresión el derecho que es y el que debe ser
La expresión el derecho que es y el que debe ser puede usarse en discursos, artículos académicos, debates legales y movimientos sociales para destacar la necesidad de evolucionar hacia un sistema más justo. Por ejemplo:
- En un debate sobre reformas laborales: Es necesario revisar el derecho que es para acercarlo al derecho que debe ser, que garantice condiciones dignas para todos los trabajadores.
- En un artículo sobre derechos humanos: El derecho que es no siempre refleja los valores universales de justicia y equidad. Por eso, debemos luchar por un derecho que debe ser basado en la dignidad humana.
Esta expresión también es útil para analizar políticas públicas, leyes y sentencias judiciales desde una perspectiva crítica.
El papel de la sociedad civil en la evolución del derecho
La sociedad civil tiene un papel fundamental en la transformación del derecho. A través de organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y redes ciudadanas, los ciudadanos pueden presionar para que las leyes reflejen mejor los valores de justicia y equidad. Esta participación es clave para que el derecho no se quede atrás de los cambios sociales.
Por ejemplo, en muchos países, el activismo en torno a los derechos de las mujeres, los niños y las minorías ha llevado a cambios legales significativos. Estos movimientos no solo exigen reformas, sino que también educan a la población sobre los derechos que deben ser respetados. Así, la sociedad civil actúa como un contrapeso a los poderes legales y políticos.
El futuro del derecho: hacia un sistema más justo y equitativo
El futuro del derecho dependerá de la capacidad de las sociedades para equilibrar el derecho que es con el derecho que debe ser. En un mundo globalizado y marcado por desigualdades profundas, el derecho debe evolucionar hacia una visión más inclusiva, sostenible y justa. Esto implica no solo cambiar leyes, sino también transformar mentalidades y estructuras.
El derecho del futuro debe ser un instrumento que garantice el bienestar de todos, que respete la diversidad y que promueva la cohesión social. Para lograrlo, será necesario que los ciudadanos, los legisladores, los jueces y los académicos trabajen juntos para construir un sistema legal que se acerque cada vez más al derecho ideal.
INDICE