Qué es más motivador tener, saber hacer o ser

Qué es más motivador tener, saber hacer o ser

En la búsqueda constante de lograr metas personales y profesionales, muchas personas se enfrentan a una cuestión fundamental: ¿qué es lo que realmente nos impulsa hacia adelante? ¿Es tener recursos, saber hacer cosas o ser una persona determinada? Este artículo se enfoca en explorar las diferencias entre estas tres fuerzas motivadoras y en qué contexto cada una puede ser más efectiva. A continuación, te guiamos a través de una reflexión profunda sobre qué nos impulsa a actuar y cómo podemos usar este conocimiento para alcanzar nuestro potencial.

¿Qué es más motivador tener, saber hacer o ser?

La motivación es el motor que nos impulsa a actuar, y puede surgir de diferentes fuentes. Tener implica poseer algo, ya sea material, como dinero o bienes, o intangible, como habilidades o relaciones. Saber hacer se refiere a la capacidad de ejecutar tareas con eficacia, lo cual puede dar seguridad y confianza. Por último, ser implica una identidad interna, una forma de ver el mundo, y una visión de sí mismo que guía las acciones. Cada una de estas dimensiones puede ser motivadora en contextos distintos.

Desde un punto de vista histórico, los filósofos antiguos ya exploraban estas ideas. Por ejemplo, Aristóteles distinguía entre la virtud como una forma de ser y la acción como una forma de hacer. En la Edad Media, las ideas de poseer bienes materiales eran vistas como clave para el estatus social, mientras que en el Renacimiento, el conocimiento y el saber hacer se convirtieron en símbolos de poder. Hoy en día, vivimos en una sociedad que valora a menudo la capacidad de ser auténtico, aunque también se premia el tener y el saber hacer.

En la actualidad, la motivación puede ser una combinación de estos tres factores. Una persona puede sentirse motivada por tener estabilidad económica, por saber cómo resolver problemas complejos o por ser una persona justa y ética. Cada uno de estos elementos puede actuar como un estímulo diferente según las circunstancias personales y profesionales.

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El poder del tener como base para la motivación

Tener puede referirse tanto a la posesión de recursos físicos como a la acumulación de conocimientos o habilidades. En este sentido, tener puede ser una forma de seguridad que impulsa a las personas a seguir adelante. Por ejemplo, tener un empleo estable puede dar confianza para asumir riesgos en el futuro, o tener una red de contactos puede facilitar el crecimiento profesional. En muchos casos, la posesión de algo tangible o intangible actúa como una base para construir otros aspectos de la vida.

Además, tener acceso a herramientas, información o apoyo emocional puede influir en la motivación. Por ejemplo, una persona con acceso a educación de calidad tiene más oportunidades de desarrollar habilidades que la motiven a seguir aprendiendo. En el ámbito personal, tener una familia que apoya puede ser un factor clave para mantener la motivación incluso en momentos difíciles.

Sin embargo, el tener no siempre es suficiente. Puede generar dependencia o satisfacción temporal, pero no necesariamente impulsa el crecimiento personal a largo plazo. A menudo, es necesario complementarlo con el saber hacer o con una identidad clara para que la motivación perdure.

El equilibrio entre los tres factores

Una de las claves para mantener una motivación sostenida es encontrar un equilibrio entre tener, saber hacer y ser. Por ejemplo, una persona puede tener los recursos necesarios para emprender, pero si no sabe cómo gestionar un negocio, es probable que fracase. Por otro lado, alguien que sabe cómo hacer algo pero carece de los recursos o de una identidad clara puede sentirse frustrado o desmotivado. Finalmente, una persona que es alguien con valores fuertes puede ser motivada por un propósito más allá del éxito material.

Este equilibrio no es estático, sino que varía según el contexto. En una etapa de vida, tener puede ser lo más importante; en otra, saber hacer puede ser el factor clave. Y en ciertos momentos, ser puede ser lo que da sentido al esfuerzo. Por eso, es fundamental reflexionar sobre cuál de estos tres elementos está impulsando nuestro accionar en cada momento.

Ejemplos claros de tener, saber hacer y ser como motivadores

Para entender mejor cómo estos tres factores operan, podemos analizar ejemplos concretos:

  • Tener: Un estudiante que quiere estudiar en una universidad prestigiosa puede sentirse motivado por el tener acceso a recursos como becas, mentorías o una familia que respalda su educación. Este tener le da las herramientas necesarias para seguir adelante.
  • Saber hacer: Un emprendedor que ha aprendido cómo crear una estrategia de marketing efectiva puede sentirse motivado por la capacidad de aplicar esas habilidades para construir un negocio exitoso.
  • Ser: Una persona que identifica su propósito con ayudar a otros puede ser motivada simplemente por el hecho de ser una persona empática y comprometida con la sociedad.

Cada uno de estos ejemplos muestra cómo un factor puede actuar como el motor principal del comportamiento, pero también cómo pueden interactuar entre sí.

El concepto del ser como motivación intrínseca

El ser se refiere a la identidad personal, a la forma en que una persona se ve a sí misma y a sus valores. Es una forma de motivación intrínseca, es decir, que surge desde dentro, sin necesidad de recompensas externas. Por ejemplo, alguien que es honesto puede sentirse motivado a actuar con integridad incluso si eso le cuesta dinero o reconocimiento.

Este tipo de motivación es muy poderoso porque está ligada a la autoestima y al propósito personal. Cuando una persona actúa fiel a su identidad, experimenta una mayor coherencia interna, lo que reduce el estrés y aumenta la satisfacción. Además, el ser puede guiar decisiones importantes, como elegir una carrera, una relación o un estilo de vida.

En la psicología moderna, el ser está relacionado con conceptos como la autenticidad, la autorrealización y el sentido de propósito. Estudios han demostrado que las personas que actúan fiel a su esencia tienden a ser más felices y resilientes ante los desafíos.

Cinco ejemplos de cómo tener, saber hacer y ser motivan a las personas

Aquí tienes cinco ejemplos que ilustran cómo cada uno de estos tres elementos puede actuar como motor de acción:

  • Tener: Un artesano que tiene acceso a materiales de alta calidad se siente motivado a crear obras que le den reconocimiento.
  • Saber hacer: Un programador que sabe cómo desarrollar aplicaciones puede sentirse motivado a mejorar su habilidad técnica y construir un portafolio sólido.
  • Ser: Una persona que es comprometida con el medio ambiente puede motivarse a llevar una vida sostenible y a educar a otros sobre el tema.
  • Tener + Saber hacer: Un empresario que tiene capital y sabe cómo invertirlo puede sentirse motivado a expandir su negocio.
  • Ser + Tener + Saber hacer: Una persona que es creativa, tiene los recursos para viajar y sabe cómo documentar su experiencia puede sentirse motivada a convertir sus viajes en un proyecto profesional.

Cada uno de estos ejemplos muestra cómo la combinación o el énfasis en un solo factor puede influir en la motivación.

La importancia de la motivación en el desarrollo personal

La motivación es un pilar fundamental para el crecimiento personal y profesional. Sin motivación, es difícil mantener la constancia, superar obstáculos o perseguir metas ambiciosas. En este contexto, entender qué nos impulsa a actuar puede marcar la diferencia entre el éxito y el estancamiento.

La motivación puede surgir de fuentes externas, como el reconocimiento o el dinero, o de fuentes internas, como el deseo de aprender o el propósito de vida. Las personas que se guían por motivaciones internas suelen ser más resilientes, ya que no dependen de factores externos para mantener su impulso. Por ejemplo, una persona motivada por el deseo de ser alguien útil a la sociedad puede seguir adelante incluso en momentos difíciles.

Además, la motivación no es estática. Puede cambiar con el tiempo, según las circunstancias, los desafíos y las nuevas metas. Por eso, es importante revisar periódicamente qué nos motiva y si esa motivación sigue siendo relevante en nuestra vida actual.

¿Para qué sirve saber qué es más motivador tener, saber hacer o ser?

Conocer qué nos motiva puede ayudarnos a tomar decisiones más alineadas con nuestros valores y metas. Por ejemplo, si descubrimos que somos más motivados por el ser, podemos enfocar nuestro esfuerzo en construir una identidad coherente y significativa. Si, en cambio, somos más motivados por el tener, podemos buscar oportunidades que nos proporcionen estabilidad o recursos.

Este conocimiento también puede ser útil en el ámbito profesional. Un líder que entiende qué motiva a su equipo puede adaptar su estilo de dirección para maximizar la productividad y el bienestar. Por ejemplo, si un empleado se motiva principalmente por el saber hacer, puede beneficiarse de capacitaciones y oportunidades para desarrollar nuevas habilidades.

Además, al reconocer qué nos motiva, podemos identificar qué nos falta en nuestra vida y cómo podemos equilibrar los tres factores para sentirnos más completos y satisfechos.

Variantes del tener, saber hacer y ser en la motivación

Cada uno de estos tres elementos tiene múltiples variantes que pueden influir en la motivación. Por ejemplo:

  • Tener: Puede referirse a la posesión de recursos, a la acumulación de conocimientos o a la posesión de relaciones personales significativas.
  • Saber hacer: Incluye habilidades técnicas, habilidades blandas como la comunicación o la resolución de conflictos, y también el conocimiento práctico acumulado a través de la experiencia.
  • Ser: Puede manifestarse en la forma de valores, actitudes, principios éticos o incluso en una visión del mundo que guía las decisiones.

Cada una de estas variantes puede actuar como un motor de acción en contextos específicos. Por ejemplo, tener una red de contactos puede ser útil en el mundo profesional, pero si no se sabe cómo usar esa red de manera efectiva, su impacto será limitado. Por otro lado, una persona que es ética puede sentirse motivada a actuar con integridad incluso cuando no haya beneficios inmediatos.

El impacto de la motivación en la toma de decisiones

La motivación no solo influye en el esfuerzo que ponemos en nuestras acciones, sino también en las decisiones que tomamos. Por ejemplo, una persona motivada por el tener puede priorizar opciones que ofrezcan estabilidad económica, mientras que alguien motivado por el ser puede elegir caminos que reflejen sus valores personales, incluso si no son los más lucrativos.

En el ámbito profesional, la motivación puede afectar la elección de carrera. Algunos pueden sentirse atraídos por puestos con altos ingresos, mientras otros buscan roles que les permitan desarrollar habilidades o que estén alineados con su identidad personal. En el ámbito personal, la motivación puede influir en cómo enfrentamos desafíos como el cambio, la pérdida o el fracaso.

En resumen, entender qué nos motiva es clave para tomar decisiones que sean coherentes con quiénes somos y qué queremos lograr en la vida.

El significado de cada uno de los tres factores

Para comprender qué nos motiva, es necesario explorar el significado de cada uno de estos tres factores:

  • Tener: Se refiere a la posesión de algo, ya sea material (dinero, bienes, recursos) o intangible (conocimientos, relaciones, habilidades). Tener puede dar seguridad, pero no siempre impulsa el crecimiento personal.
  • Saber hacer: Implica la capacidad de ejecutar tareas con eficacia. Es una forma de competencia que puede generar confianza y autonomía, lo que a su vez puede ser motivador.
  • Ser: Se relaciona con la identidad personal, los valores y la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Es una motivación intrínseca que puede guiar acciones sin necesidad de recompensas externas.

Cada uno de estos factores puede actuar como un motor de acción, pero también pueden interactuar entre sí. Por ejemplo, una persona puede sentirse motivada a ser alguien exitoso, lo cual impulsa a saber hacer y a tener los recursos necesarios para lograrlo.

¿De dónde surge la idea de que tener, saber hacer o ser son motivadores?

La noción de que tener, saber hacer o ser pueden ser motivadores tiene raíces en la psicología y la filosofía. Desde la antigüedad, los filósofos han explorado qué impulsa a los seres humanos a actuar. Por ejemplo, Platón hablaba de la motivación como un deseo de alcanzar la verdad, la belleza y la bondad, lo cual se alinea con la idea de ser una persona virtuosa.

En la psicología moderna, teorías como la de la motivación de Abraham Maslow proponen que las necesidades humanas van desde lo básico (tener) hasta lo más elevado (ser). Según esta teoría, una vez que se satisfacen las necesidades básicas, las personas buscan autorrealización, lo cual se relaciona con la idea de ser alguien plenamente desarrollado.

En la actualidad, esta idea se aplica en muchos contextos, desde la educación hasta el desarrollo profesional. Entender de dónde proviene este concepto nos permite usarlo de manera consciente para mejorar nuestra vida.

Sinónimos y variantes de los tres factores motivadores

Existen múltiples sinónimos y variantes para los tres factores que exploramos:

  • Tener: Poseer, disfrutar, contar con, poseer, disponer de, acumular.
  • Saber hacer: Efectuar, ejecutar, dominar, manejar, operar, ejecutar, realizar.
  • Ser: Estar, existir, representar, mostrar, manifestar, actuar con una identidad o propósito.

Estos sinónimos pueden ayudarnos a enriquecer nuestro lenguaje y a entender las múltiples formas en que estos conceptos pueden manifestarse en la vida real. Por ejemplo, alguien puede estar motivado por el deseo de representar a una comunidad o manifestar una visión clara de sí mismo.

¿Cómo puedo saber qué me motiva más?

Para descubrir qué te motiva más, puedes seguir estos pasos:

  • Reflexiona sobre tus acciones recientes. ¿Qué te impulsó a actuar? ¿Fue por el deseo de tener algo, de aprender una nueva habilidad o de ser alguien mejor?
  • Haz una lista de tus metas. ¿Cuáles son basadas en posesión, habilidades o identidad?
  • Pregúntate qué te hace sentir más satisfecho. ¿Es acumular recursos, desarrollar habilidades o ser fiel a tus valores?
  • Experimenta con diferentes enfoques. A veces, solo al probar distintos caminos puedes descubrir qué te motiva realmente.

Esta autoexploración puede ayudarte a tomar decisiones más coherentes con quién eres y qué quieres lograr en la vida.

Cómo usar el conocimiento de los tres factores en la vida cotidiana

Una vez que identifiques qué te motiva más, puedes usar esa información para guiar tus decisiones y acciones. Por ejemplo:

  • Si te motiva el tener, puedes enfocarte en construir estabilidad económica o en acumular conocimientos.
  • Si te motiva el saber hacer, puedes buscar oportunidades para desarrollar habilidades técnicas o blandas.
  • Si te motiva el ser, puedes centrarte en construir una identidad coherente y significativa.

También puedes combinar estos factores. Por ejemplo, si te motiva el ser alguien útil, puedes usar el tener y el saber hacer como herramientas para lograrlo. Esta combinación puede hacer que tu motivación sea más sostenible y profunda.

El impacto de la motivación en el bienestar emocional

La motivación no solo influye en el éxito profesional o personal, sino también en el bienestar emocional. Estudios han demostrado que las personas que actúan por motivaciones internas (como el ser) tienden a tener niveles más altos de satisfacción y menor estrés. Esto se debe a que actúan desde una coherencia interna, lo que reduce la ansiedad y el conflicto interno.

Por otro lado, una motivación basada únicamente en el tener puede llevar a la dependencia de recompensas externas, lo que puede generar inestabilidad emocional si esos recursos se ven afectados. Por eso, es importante equilibrar los tres factores para mantener una motivación saludable.

Cómo mantener tu motivación a largo plazo

Mantener la motivación a largo plazo requiere trabajo consciente y constante. Aquí tienes algunos consejos:

  • Reconoce y valora tus logros. Celebrar cada pequeño avance te ayudará a mantener el impulso.
  • Establece metas claras y alcanzables. Las metas que son realistas te permiten avanzar sin frustrarte.
  • Cuida tu salud física y emocional. Una mente y un cuerpo sanos son fundamentales para mantener la energía y la motivación.
  • Reflexiona regularmente. Pregúntate qué te motiva ahora y si eso sigue siendo relevante.
  • Busca apoyo. Tener una red de apoyo puede fortalecer tu motivación, especialmente en momentos difíciles.

Al aplicar estos consejos, puedes convertir tu motivación en una fuerza constante que te impulsa hacia tus metas más importantes.